Traducido por José M. Hernández Lagunes
En 2014, la MLB envió un grupo de jugadores de primer nivel a Japón para la décimo primera Serie Anual de las Estrellas de la MLB Japón. Una plantilla de nombres conocidos de mediados de la década de 2010—Salvador Pérez, José Altuve, Robinson Canó, Carlos Santana, Evan Longoria, Justin Morneau y Ben Zobrist, por nombrar algunos—jugó en las horas muertas de la programación del canal MLB Network. Para los aficionados al béisbol internacional y para aquellos dispuestos y capaces de despertarse momentos después de la hora de dormir, había béisbol divertido en la tele.
Y si quieres ver estrellas internacionales, a veces hay que conformarse con lo que hay.
Pero a ti, querido lector, se te perdonaría no recordar, o de hecho nunca haber visto, la impresionante actuación de Takahiro Norimoto:
Es desconcertante pensar que la MLB podría fichar a un novato el próximo año que ponchó a Justin Morneau y Lucas Duda hace más de una década. Pero eso es exactamente lo que podría suceder si Takahiro Norimoto da el salto a la MLB, como está considerando actualmente.
De 2013 a 2018, Norimoto fue un caballo de batalla, especialmente considerando el calendario más corto de la Liga Nipona de Beisbol (en el que los abridores tienden a lanzar un máximo de 28 a 30 entradas). Lanzó 170 entradas en su temporada de novato y luego acumuló más de 180 entradas lanzadas en los siguientes cinco años.
Luego llegó 2019. Se sometió a una cirugía artroscópica en el codo de lanzar y nunca volvió a superar las 160 entradas. Hasta esa cirugía, estaba entre los mejores lanzadores de la Liga, regularmente encabezando las tablas de clasificación de DeltaGraphs con nombres como Kenta Maeda, Shohei Ohtani, Kodai Senga y Tomoyuki Sugano. Pero su regreso al montículo después de la cirugía no coincidió con un regreso al dominio. Sus periféricos cambiaron de forma (su tasa de ponches disminuyó, pero su tasa de rolas mejoró) y en general su rendimiento se mantuvo estable, pero el entorno de carreras de la liga se volvió más favorable para los lanzadores a su alrededor (xFIP de Norimoto en rojo, xFIP de la Liga en gris, las barras representan entradas lanzadas):
Aunque Norimoto lanzó bien de 2020 a 2023, su tasa de ponches bajó del 30% en su punto máximo en 2017 a tan solo el 18% en 2023. En la siguiente temporada invernal, el mánager de los Eagles, Kazuhisa Ishii, anunció que Norimoto asumiría el rol de cerrador en 2024, puesto que ocupó hasta agosto de este año, cuando lo perdió y fue sustituido por Shoma Fujihira, de 26 años.
En este punto de su carrera, Norimoto lanza principalmente una recta de 92 mph, un slider a 81 mph y un cambio de velocidad de dedos separados a 85 mph. En su primera temporada como relevista, promedió 94 mph con su recta, pero una disminución en su velocidad en 2025 coincidió con una marcada caída en su efectividad general. Su xFIP de 3.55 en Japón no superará a ningún modelo equivalente de las Grandes Ligas. Como la mayoría de los lanzadores abridores japoneses, Norimoto es capaz de lanzar diversos tipos de lanzamientos. En relevo, ha reducido sus lanzamientos secundarios a solo dos. La configuración actual de sus lanzamientos secundarios—un slider y un splitter—está orientada al rendimiento con una sola mano, lo que hace que su split en 2025 sea especialmente curioso:
Split | TBF | K% | BB% | GB% | xFIP- |
vs BD | 120 | 17% | 10% | 57% | 114 |
vs BZ | 128 | 18% | 6% | 45% | 99 |
¿Será esto una consecuencia de un escenario de muestras pequeñas? Casi con toda seguridad. Norimoto dominó contra bateadores diestros en 2024, limitándolos a un xFIP de 56. Pero estamos hablando de un lanzador de 34 años que acaba de perder dos millas por hora en su recta. Es lógico esperar que su rendimiento contra los diestros disminuya, si no a su FIP de 76 de toda la carrera.
Lo que ha salvado el rendimiento de Norimoto en sus últimos años ha sido su tasa de roletazos: esta fue del 51% y mejoró a la del 78% de los lanzadores de la NPB. Eso, combinado con la regresión contra bateadores diestros, podría dar a las gerencias de la MLB algo que considerar y ver si un relevista intermedio o tal vez uno largo. Tal vez si logra mostrar buen movimiento en algunas presentaciones usando la pelota de la MLB (que es menos pegajosa y es más difícil conseguir que la recta deslice), algún equipo estaría dispuesto a apostar a que, sí, Norimoto puede unirse al grupo de uno de cada cinco relevistas de la MLB que lanzan a menos de 93 mph. Quizás pueda recuperar algo de velocidad esta temporada invernal y pueda ser el extremadamente raro caso extremo de un lanzador de 35 años que revierta el envejecimiento. Pero no esperaría eso, y dudo que las gerencias de la MLB lo hagan.
En otras palabras, las posibilidades de una carrera en la MLB para Norimoto son escasas.
En un pasado reciente, de hecho, muy cerca, existe una versión de esta historia en la que Norimoto se muda a la MLB a los 20 años. Su club, los Rakuten Golden Eagles, no suelen ofrecer a sus jugadores. No importaba lo excelente que fuera en 2017 o 2018, no importaba cuánto dinero les ofrecieran los Dodgers o los Yankees, era improbable que Norimoto cruzara el océano por la vía del beisbol.
Pero imagínate si lo hiciera. Imagínate si tuviéramos la versión máxima de este espectro al estilo Brandon Webb del Japón de la década de 2010. En general, los lanzadores reciben una penalización de unos 20 puntos en su xFIP cuando juegan en el béisbol norteamericano. Los márgenes de error con ese tipo de regla general son comprensiblemente altos, pero en su mejor momento, Norimoto podría haber sido un lanzador con un DRA de 85 a 95 en las Mayores, devorando entrada tras entrada, cerrando el buffet de entradas.
Eso es territorio de Carlos Rodón y Kevin Gausman. Eso es pitcheo de primer nivel. Es un tipo alrededor del cual tal vez se pueda intentar construir un equipo. E incluso en sus últimos años, a principios de la década de 2020, Norimoto podría haber disfrutado de una producción de entradas al estilo Brandon Pfaadt, el tipo de nombre que los aficionados comprometidos lucirían en sus camisetas.
“¿Norimoto? ¡Me encanta ese pícher!”, podrías imaginarte diciendo un aficionado, admirando la esotérica camiseta de su vecino. “Dominó esa temporada”.
Pero en cambio, solo veremos, en el mejor de los casos, la cáscara de un gran lanzador, un especialista en rolas o un lanzador de albóndigas de bajo impacto donde antes se alzaba un fenómeno internacional, un frustrador de MVPs. En su lugar, y solo en el mejor de los casos, podremos ver alguna entrada aquí o allá. Quizás veamos una aparición en los entrenamientos de primavera o algunos atisbos en la televisión de las ligas menores.
Yo, por mi parte, me conformo con lo que pueda.
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