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El error que no volveré a cometer en el beisbol de fantasía


Traducido por Marco Gámez

No voy a citar todo el discurso de la película “Un domingo cualquiera”.

Ya lo conoces. El que da Al Pacino antes del gran partido. Ese tipo de discurso que siempre me hace preguntarme si los entrenadores todavía los dan así en la vida real, como el de Herb Brooks en “Milagro sobre hielo”, o si eso ya es solo cosa del cine. Voy a compartirlo aquí, pero no necesitas verlo. Ya sabes de qué trata.

Siento lo mismo con el béisbol de fantasía. Esas pulgadas, esos pequeños márgenes que nos dan una ventaja sobre nuestros rivales, se acumulan a lo largo de una temporada de seis meses. Hay tantas categorías que se deciden por la diferencia de una carrera, una base robada o unas décimas en WHIP que no es difícil ver cómo esas pulgadas tienen un impacto real. Esas pulgadas están en todas partes.

Como no soy un genio de las matemáticas ni especialmente talentoso para identificar talento joven, siento que necesito aprovechar esas pulgadas para marcar la diferencia. Lo único que puedo hacer es estar lo más informado posible antes de comenzar la temporada. Tal vez no sea el tipo que detecta una estrella emergente antes de que explote, pero puedo ser el tipo que escucha al tipo que sí lo hace. Esta es, parafraseando otra película deportiva, mi manera de ganar.

En años anteriores, una de las formas en que traté de obtener ventaja fue siguiendo el dinero. Un ejemplo es Jeimer Candelario. Antes de la temporada 2024, los Reds le dieron un contrato de tres años y $45 millones de dólares. A pesar de que aparentemente ya tenían muchas opciones para las esquinas del cuadro interior, ese tipo de compromiso me indicó que Candelario iba a jugar. Mucho. Y así fue: el jugador de 31 años apareció en 112 de los primeros 125 juegos del equipo antes de que una fractura en el dedo de un pie terminara su temporada a mediados de agosto.

Él no era uno de mis objetivos prioritarios, pero seleccioné su nombre con gusto en varios procesos durante la primavera, confiando en esa lógica. No fue una temporada impresionante para Candelario, de hecho, fue decepcionante en casi todos los sentidos, pero obtener 20 jonrones y turnos regulares de una selección de rondas tardías en una liga profunda fue sin duda útil. Fue una pulgada, y la tomé.

Dado lo que todavía le debían, esta primavera no fue diferente. Tras esa temporada de 2024 para olvidar, su precio bajó aún más, y yo acepté el descuento sin problema. Después de todo, ¿qué tan peor podría salir? 

Resultó ser mucho peor. Candelario seguía siendo titular para los Reds al inicio del año, pero tras 22 juegos desastrosos y perderse dos meses por una distensión en la parte baja de la espalda, el equipo decidió cortarlo a finales de junio. Lo inimaginable había ocurrido.

Obviamente, no es una sorpresa que un equipo despida a un jugador que no rinde. Lo sorprendente fue que una organización como los patirrojos lo hiciera con alguien al que todavía le debían tanto dinero.

Y no fueron los únicos. Cuando equipos de mercados grandes como los Yankees o los Dodgers dejan libres a jugadores como DJ LeMahieu o Chris Taylor, no es tan sorprendente, pero ahora incluso los equipos de mercado medio están más dispuestos a deshacerse de contratos malos. Los Twins enviaron $30 millones a los Astros en el traspaso de Carlos Correa este verano. Los Astros, a su vez, seguro agradecen ese alivio tras pagarle $19.5 millones a José Abreu el año pasado, a pesar de despedirlo en junio. Los Marlins, uno de los rostros de la frugalidad financiera en el béisbol actual, siguen pagando $10 millones por año hasta 2028 para poder haberse deshecho de Giancarlo Stanton…hace ocho años.

No encontré una fuente única sobre las inversiones improductivas en las nóminas de la MLB a lo largo de los años, y la única historia que hallé, en FanGraphs, fue escrita unos meses antes del mencionado traspaso de Stanton, así que no es muy actual. El autor del artículo, Craig Edwards, hace una observación en su conclusión que se relaciona, al menos en parte, con el punto al que quiero llegar:

En total, cerca del 10% de las nóminas de los equipos se asigna a jugadores que ya no están en la plantilla de 40 hombres del equipo que paga. Por lo general, los equipos tienen buenas razones para no tener a esos jugadores, desde simples decisiones de tomar el riesgo hasta liberar espacio para reconstruir, o asumir otro contrato ligeramente mejor que pueda rendir frutos. En el béisbol actual, escuchamos tanto sobre eficiencia, pero estos jugadores nos recuerdan que a veces los equipos no son tan eficientes como quisieran.

Craig concluye que los equipos todavía cometen errores, y aunque menciona que algunos equipos de mercado medio también pagan contratos improductivos, muchos de los ejemplos vienen de equipos de mercado grande que pueden absorber ese golpe financiero. Mi hipótesis es que incluso los equipos de mercado medio y pequeño ahora están más dispuestos a tragarse esos contratos con tal de darle juego a jóvenes, ahorrar a largo plazo, o ambas.

Y eso me está obligando a cambiar mi forma de buscar esas pulgadas. Entre los jugadores que tuve en ligas draft-and-hold este año estuvieron Josh Rojas, Kenta Maeda, Andrew Heaney y el ya mencionado Candelario, entre otros. Todos tienen dos cosas en común:

  1. Tenían garantías que creía que los protegían.
  2. Fueron dejados en libertad de todos modos.

De hecho, esto fue lo que escribí sobre Rojas antes de la temporada:  

Los números no lo reflejan del todo, pero Rojas fue bastante útil al ser utilizado contra lanzadores de la mano contraria por los Mariners en 2024. Un jugador que puede dar 10 cuadrangulares y robar 10 bases si tiene turnos regulares es un buen jugador para tener en la banca, y ahora con los White Sox, el pelotero de 30 años es inmediatamente uno de los mejores bateadores del equipo. No jugará contra zurdos, pero eso ya está descontado en su precio.

Estaba seguro de que Rojas tendría un buffet de tiempo de juego en el Lado Sur de Chicago. Por el contrario, cayó en desgracia y fue dejado libre en agosto.

¿Alguno de esos jugadores tuvo un costo tan alto en el proceso de selección que arruinó mis equipos? Por supuesto que no. Pero el costo de oportunidad fue real. En 342 procesos de selección de ligas Draft Champions del Campeonato Nacional de Beisbol de Fantasía, Candelario tuvo un ADP de 304.10. A pocos puestos, Roman Anthony tenía un ADP de 297.27. Anthony estaba camino a ofrecer tres meses fuertes de producción en ligas de fantasía antes de su lesión en el oblicuo, y aun así sus 71 juegos superaron por mucho el rendimiento de Candelario. Rojas pudo haber sido Jacob Misiorowski. ¿Maeda? Slade Cecconi. ¿Heaney? Lenyn Sosa. Y así sigue la lista.

Claro, esos son ejemplos seleccionados cuidadosamente, y por cada Roman Anthony hubo un Bubba Chandler. Lo más importante es que pensé que estaba intercambiando potencial por certeza en cada una de esas elecciones. Con razón o sin ella, estaba conforme cambiando tres meses de Roman Anthony por seis meses de Jeimer Candelario.

Pero si incluso los equipos fuera de los grandes mercados se sienten menos obligados a mantener jugadores con contratos pesados, si están más dispuestos a asumir riesgos y aceptar las consecuencias, entonces yo también debo estar más dispuesto a arriesgarme. Menos Jason Heywards, más Luke Keaschalls. Así es como empieza mi estrategia para los procesos de selección de 2026. Las reglas han cambiado, y no me puedo permitir medir mal.

Después de todo, dicen que este es un juego de pulgadas.

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